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jueves, 22 de noviembre de 2012

TRIDUO A NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD.


Ayer día 21, festividad de Ntra. Sra. De la Piedad, comenzó el triduo que la Hermandad de la Misericordia consagra en su honor a nuestra amantísima titular. D. Horacio Bel, S.J., es el sacerdote que ocupara la sagrada cátedra durante los tres días de cultos. En la jornada de ayer, D. Horacio marco las líneas conceptuales a seguir en este triduo que serán los tres primeros misterios gozosos del Rosario, siendo LA ANUNCIACION, el primero en el que se centro D. Horacio su disertación.
Para hoy, Jueves 22 de Noviembre, versara sobre el segundo misterio gozoso, LA VISITACION DE LA VIRGEN.

A continuación dejamos el texto del evangelio de Lucas que narra este misterio y un pequeño comentario sobre el mismo de su Santidad JUAN PABLO II.  


LA ANUNCIACION Y ENCARNACION DEL HIJO DE DIOS EN LAS PURISIMAS ENTRAÑAS DE LA VIRGEN MARIA.
 Lc 1,26-38.

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.  Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo,  a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;  reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: « ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?».
El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.


Comentario de su Santidad Juan Pablo II al primer misterio gozoso.

El primer punto luminoso para unir el cielo y la tierra. El primero de la serie de acontecimientos que son los más grandes de los siglos. El Hijo de Dios, Verbo del Padre, “por quien fueron hechas todas las cosas” en la creación, toma naturaleza humana en este misterio. Se hace hombre Él mismo para poder ser redentor del hombre y de la humanidad entera, y su salvador. María Inmaculada, flor de la creación, la más bella y fragante, respondiendo al ángel: “He aquí la esclava del Señor”, acepta el honor de la maternidad divina que se cumple en ella al instante. Y nosotros, llamados en nuestro padre Adán hijos adoptivos de Dios,
privados luego, volvemos hoy a ser hermanos, hijos adoptivos de Dios, recuperada la adopción por la redención  que comienza ahora. Al pie de la cruz seremos con Jesús, que es concebido en su seno, hijos de María. Desde hoy será ella Madre de Dios y luego madre nuestra.

Reflexionando sobre esto, nuestro primer deber inolvidable es dar gracias a Dios, porque se ha dignado venir a salvarnos.  Por esto se ha hecho hombre, hermano nuestro. Igual a nosotros en cuanto a nacer de una mujer, de la que nos ha hecho hijos de adopción al pie de la cruz. Hijos adoptivos de su Padre celestial, ha querido que lo seamos igualmente de su misma madre.

Sea la intención de nuestra oración, al contemplar este primer misterio que se nos ofrece a la meditación,
Además de dar gracias continuamente, un esfuerzo, en verdad sincero y leal, de humildad, de pureza, de caridad, virtudes de las que nos da tan alto ejemplo la Virgen bendita.